Durante los siglos XVI y XVII la creación literaria se regía por la práctica de la imitación. Los escritores áureos entablaron un profundo diálogo con los modelos antiguos y modernos para alcanzar la excelencia en todos los géneros conocidos. Tras una minuciosa valoración de conjunto sobre la imitatio, el ensayo se centra en la obra poética de tres grandes maestros barrocos: Cervantes, Quevedo, Góngora.